Tenía una reunión en el microcentro.
Me bajé en la estación Lavalle del subte C, subí las escaleras y caminé por
Lavalle hacia el bajo. No estaba llegando temprano pero igual entré a Le
Caravelle, un bar sin mesas, con la barra en U donde dicen que se toma el mejor
café italiano de Buenos Aires. Pedí un ristretto y lo mastiqué de un golpe. A los cinco minutos había pagado y estaba en camino.
Después tuve la reunión. De ahí fui a otra reunión, siempre por el microcentro, y cuando salimos teníamos hambre. Fuimos por otro clásico: una napolitana sin ajo en el Palacio de la Pizza de Avenida Corrientes.
Pedí una Coca con hielo; Pesi es lo mismo; sí,
dale. El menú de postres, con esas letritas que se agarran ofrecía cosas con nombres
como: Palo Jacob, Diplomático, Ricotton grande, Gateau de Nuez, Tronquito, Brazo
Gitano e Imperial.
El Palacio de la pizza tiene una de las mejores pizzas del microcentro. La de muzzarella es sublime.
ResponderEliminarQué recuerdos, qué ganas de ir a Buenos Aires!
ResponderEliminarGracias, Leo. Gracias también Ana, y espero que vengas pronto así nos conocemos.
ResponderEliminarcoincido (raro en mi) con todo lo dicho
ResponderEliminarayjblog, gracias. ¿Es raro que coincidas con todo lo dicho por mí o en general, decís?
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