Alguna empresa, en algún lugar del mundo, hace dispensers para papas pai para que vos comas papitas crocantes en tu pancho en el Wini Dogs de la estación Palermo de la línea D del subte porteño.
Si uno se deja sorprender, el capitalismo es sorprendente. ¿Cuántas cosas tuvieron
que suceder, cuánta gente tuvo que invertir y estudiar y trabajar para que te
comas el panchito con las papitas crocantes, eh? Productores de plástico, que
requirieron antes petroleros, que necesitaron geólogos; y fabricantes a partir del plástico, diseñadores industriales, comerciantes,
transportistas; productores de papas, industriales alimenticios, y mucho, mucho
más.
Eso pensaba al bajar las
escaleras mecánicas cuando un olor me convocó; giré la cabeza y el chabón de
atrás comía su pancho, dorado por las papas bien preservadas. Me estás matando
con el olor, loco, le dije, y él sonrió. ¿Está bueno? Está buenísimo.
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