Hacía frío ayer a la mañana en la estación. En casa, unos minutos
antes, me había preguntado si era mejor apurarme para tomar un tren relativamente
temprano o esperar hasta 8:30, porque entre 7:50 y 8:30 no hay que viajar,
hay demasiada gente. Me apuré: llego temprano a la reunión y leo el diario de
la corpo mientras espero, pensé. No funcionó.
Llegué a las 7:43 pero el tren no venía y el andén se llenaba.
Al rato un flaco fue hasta la boletería y preguntó: "¿va a venir un
tren?" Me causó gracia cómo lo preguntó; no cuándo vendrá, sino si vendrá.
Todo está en duda, nada es seguro. ¿Vendrá un tren? A las 7:58 ya tenía frío; los parlantes hicieron click; nos
van a hablar, los chicos de TBA nos van a hablar, pensé. "Por cancelación de
formación en Acassuso, servicio a Retiro se encuentra con demoras." Estoy
hace quince minutos tomando frío en la estación, no me digas que hay demoras,
no me digas la causa: decime cómo sigue la cosa, loco.
Trataba de leer "Winesburg, Ohio", de Sherwood Anderson
pero me costaba concentrarme. Levanté la vista y vi un aviso de Mantecol que
habla de las "verdades argentinas". "Cuando llegamos tarde
al laburo decimos que el tren tuvo demoras", dice el aviso. Un sabio
grafittió arriba: "el tren tiene demoras". Las primeras tres palabras
en rojo, la palabra demoras en letras verdes, enormes, tan grandes como las
demoras del tren. Miré para el costado y vi un flaco apoyado en su bici
mirando al suelo. En eso escuchamos los gritos de un flaquito que se enojó,
puteaba al de la boletería, golpeaba el mostrador. "¡Además me cargás, pelotudo!";
gritó y golpeó y se fue. Son las 8:01 y quiere trompear a José TBA. "Qué
ganas de pelearse", le dije al de la bici. "Yo ya no me enojo por
nada", me respondió, y siguió mirando al piso.
Mientras tanto, en el andén no faltaba nadie. Estaba el señor de traje,
el chabón de jogging y campera del Liverpool, la señora enojada, y hasta una
chica con un libro titulado: "La vida es como tu la hagas." Salvo el
tren, claro. El tren es el que hizo Cirigliano o Roggio o Kirchner, no sé. Cada
uno escríbalo como quiera. Yo ya no me quejo por nada, dijo el de la bici.
Cuando llegó el primer tren el flaco ni intentó subirse; yo tampoco: estaba
hasta las manos. Con el segundo intentó: se abrió la puerta del furgón, salió
gente, entró gente y el flaco trataba de meter su bici. "¿No habrá un
lugarcito para la bici en el lugar de las bicis? ¿No?", preguntó, con la
misma voz suave que usó conmigo. El flaquito de la bici llegó tarde pero no se peleó temprano.
Estaba en el tren que se quedó en Acassuso. Nos dijeron por altoparlantes que venía un tren dentro de tres minutos pero por la vía hacia Tigre. Como no hay puente que cruze la via tuvimos que ir hasta la punta del anden y cruzar al de enfrente. Pasados los tres minutos la misma voz sin cargo de culpa alguno dijo "rectificamos información, próximo tren a Retiro en 3 minutos por anden normal".
ResponderEliminarEsto no fue todo. A la vuelta, cerca de las 18, los trenes a Tigre no andaban. Sólo salió el de 18.09, luego nada y no sabían cuando se reestablecía el servicio. Todos al ramal Mitre.
Desde que Ramos y Randazzo se hicieron cargo del servicio no hay día que no haya cancelaciones. Lo que más me sorprende de todo es que nadie reacciona, no se alza una voz, tan sólo algún insulto aislado.
Tiene razón el de la bici "encima nos cargan", obviamente el destinatario a quién diste en llamar José TBA es también una victima en todo esto.
ResponderEliminarHacia donde vamos? Argentina te estas poniendo vieja y malhumorada.