Ayer funcionaban las dos
boleterías automáticas en la estación. Parecía, casi milagrosamente, un día normal
en un tren normal en un país normal. Enfocando más la mirada, sin embargo, me
encontré con un comunicado de la Unión Ferroviaria advirtiendo que de registrarse
nuevos insultos y agresiones hacia los trabajadores por culpa del mal servicio
interrumpirá el servicio. Dice el comunicado:
“La reacción de los pasajeros
hacia los trabajadores, intentando responsabilizarnos del pésimo servicio que
presta la empresa, reacción que se concreta con insultos y agresiones, nos pone
en la obligación de informar a los señores pasajeros que de registrarse
nuevamente hechos violentos contra los trabajadores ferroviarios nos veremos en
la obligación de suspender totalmente el servicio”.
Esto no es normal, muchachos.
Esto no camina, no funciona. Y no hablo del tren. Hablo de estar al borde de la discusión
violenta por cualquier cosa en cualquier lado. Hablo de la falta de leyes previas
que normen las conductas.
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